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miércoles, julio 11, 2012

Las mentiras también flotan en el aire.


Somos los rayos del sol que se asoman acosando la intimidad. A quién le importa las secuencias. No somos los mismos que fuimos la noche de anoche, tampoco somos los mismo que fuimos a medianoche, después del humo que pasamos por nuestros labios, del humo que compartimos. Nos acercamos. Nos quemamos. Quemamos todo lo que necesitábamos: miedos, olores, pudores, risas, piel, besos, intimidades, confesiones interminables, uñas, botellas, gritos y gemidos, canciones. Volamos. Nos besamos. Intimamos para dormir en la misma cama y después apenas tocarnos, cada quien acostado en un extremo de la cama. Así somos nosotros. Así se nos cayo la noche. Silencio. 

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